En la actualidad, saber qué es, cómo se fabrica y de dónde viene un objeto concreto son cuestiones bastante habituales que se enmarcan dentro de la gestión y trazabilidad de un producto. Conocer el camino desde el origen de la materia prima hasta que se consume es fundamental, y obligatorio, para muchas empresas. Seguirle el rastro supone conocer cada parte del proceso y los diferentes elementos involucrados y, para ello, se emplea la trazabilidad.
¿Qué es la trazabilidad?
No queremos convertir el blog de Agroptimum Logistics en un manual técnico, por lo que podríamos definir el concepto de trazabilidad como todas las técnicas y medidas que se llevan a cabo para garantizar que tenemos controlado el movimiento de un producto a lo largo de todo el mundo. La trazabilidad de un producto debe permitirnos conocer en todo momento en qué empresas, almacenes y negocios ha estado el producto desde el inicio de su producción y hasta su puesta a la venta definitiva a un cliente final.
Para ello, se tienen en cuenta los lotes, unos códigos únicos que marcan la trazabilidad de cada producto, y las fechas de caducidad.
Los diferentes tipos de trazabilidad de un producto
Dependiendo del punto de vista de la cadena, la trazabilidad se puede catalogar de una forma u otra. Esto supone poder clasificarla en tres tipos principales que podemos observar a continuación. Cada uno de ellos cuenta con una gran importancia y son una fuente de datos que pueden procesarse para mejorar la eficiencia de todo el conjunto.
Trazabilidad hacia atrás
Desde el punto y el proceso en el que se encuentra el producto se busca el origen de cada una de las materias primas que lo componen. Es decir, se analiza de quién se reciben los productos y cómo se han preparado y transportado. Además, es importante conocer la identificación de cada lote y las fechas de vencimiento si las tuviese. Esta mirada hacia atrás permite conocer al detalle los productos que han llegado hasta ese punto de la cadena.
Trazabilidad interna
En este caso se habla de los procesos que se producen dentro de una de las empresas involucradas en la cadena. Hace referencia al recorrido que realiza el producto desde su entrada hasta su salida. Esto supone identificar todos los procesos productivos por los que pasa, así como los lugares de almacenamiento antes, durante y después de la fabricación. Este recorrido incluye todos los puntos de la compañía en los que se ha situado y quién ha interactuado con él en cada una de las fases. Además, permite identificar los diferentes componentes que se han empleado para llegar al producto final, así como el orden de los procesos seguidos para ello.
Trazabilidad hacia delante
Se trata del destino que tiene el producto desde el punto de la cadena en el que se encuentra. Hace referencia al proceso de envío y distribución que tendrá desde ese lugar y quién será el responsable del mismo. Además, se deben incluir elementos como las fechas de envío o de consumo máximo. Saber cuándo se despachó el producto permite identificar los tiempos de entrega permitiendo obtener datos que ayudan a la mejora de esta fase del proceso productivo.
Las razones para realizar la trazabilidad
Conocer la trazabilidad de un producto permite descubrir cada paso dado por el mismo y los componentes que han intervenido en el proceso. Este seguimiento se puede realizar de una manera sencilla gracias a los automatismos de la empresa. Gracias a ello, cuando se encuentra un problema se puede seguir todo el proceso productivo para identificar el punto de origen y solucionarlo.
Esto es especialmente relevante dentro de la compañía, ya que ayuda a identificar factores de riesgo y corregirlos para mejorar la eficiencia y evitar el impacto que supone un lote en mal estado. No debemos olvidar que la trazabilidad tiene una obligatoriedad legal especialmente estricta en campos como la alimentación para poder rastrear productos en mal estado de manera rápida y precisa.
La trazabilidad es el principal mecanismo que permite contar con un alto grado de control del producto, sus componentes y los procesos asociados al mismo. Gracias a ello se pueden identificar errores y subsanarlos de una manera rápida y eficiente sin que causen un gran perjuicio a la empresa y su marca. Para entender el concepto es imprescindible conocer los diferentes tipos que existen y prestar atención a cada uno de ellos.
Beneficios de la trazabilidad
El principal beneficio está relacionado con la salud y seguridad de los consumidores. En el caso del transporte refrigerado, un problema en la cadena de frío puede alterar por completo las propiedades de un alimento, provocando problemas de salud al consumirlo. En estos casos, los responsables sanitarios pueden llevar a cabo una investigación siguiendo la trazabilidad del producto hasta dar con el punto exacto en el que se ha producido el problema.
Otro beneficio relacionado con el anterior tiene que ver con la existencia de productos contaminados de fábrica. Un solo fabricante puede distribuir sus productos a cientos de lugares distintos y, gracias a la trazabilidad, es posible seguir la pista de todos los envíos para interceptarlos antes de su puesta a la venta. Al transportar la mercancía en palets, es muy sencillo bloquear el envío de todas las cajas una vez que se ha detectado su ubicación.